¿Qué hace una chica como yo en un sitio como éste?
La elección fue mía pensando en que le iba a hacer mucha ilusión a él perderse un rato entre todo aquel maremagnum de máquinas de museo. -Tengo que decir que es un apasionado de las motos-. Se trataba de una exposición de motocicletas que un paisano del pueblo había ido acumulando durante su vida y las presentaba en una nave indusrial -convertida su pasión actualmente en espacio turístico al que había incorporado un restaurante y una pequeña tienda de complementos para motos.
Aparatos con fechas de fabricación desde 1912 -casi hacinadas- ocupaban, llenando de color, el amplio espacio perfectamente iluminado, además de la luz natural que entraba por algunas ventanas orientadas al valle.
Atendía con cara de interés a las minuciosas explicaciones de carácter histórico y técnico sobre aquellas motos, aunque reconozco aquí que no entendía casi nada, lo único que me animaba a escuchar era ver la ilusión en sus ojos cuando desmenuzaba mentalmente cada una de aquellas máquinas. Me quedé con algunos nombres de algunas que había tenido: BMW R75/5 Africa Corps -según dijo, la mejor de todas las épocas por las innovaciones que aportó-, Ducati 250 24h Lemans, Osa 250 Mc Andrews (réplica), Montesa Brio 110, Vespa 150 del año 52. Allí estaba la primera minimoto fabricada en 1967 como capricho urbano, una Ducatti a la que llamaron “minimarcelino”. Terminamos hablando de las Harley Davisson, de la Fat Boy o de la 1200 Heritage Softail Classic que, aunque no tenían representación en esta exposición, fueron las últimas de las que disfrutamos juntos.
Terniné encontrando mi lugar; había belleza en aquella “chatarra” que en algún tiempo había sido puro lujo. Y fuí enfocando, por aquí y por allá, aquellas joyas de hierro, cables y tornillos que hoy clasifico como cromos de color de colección.
Hasta que en el último rincón encontré esta maravilla…
M.J.B.
¡Exacto! La belleza de los detalles. Yo suelo tomar mis fotografías (mi máquina de fotos es una pequeña, no hay opciones por el momento) en tamaño grande (3000 x 4000 pixeles) y no pocas veces recorto un pequeño fragmento que así cobra un sentido nuevo (a veces la foto en sí no tiene valor alguno, pero un detalle sí lo tiene). También en los museos suelo tomar fotos de detalles de pinturas, donde puede verse, por ejemplo, la textura de la obra.
Un abrazo.
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La verdad es que en cualquier cosa o cualquier momento, aunque pienses que no merece la pena, hay algo de lo que puedes extraer algo interesante, incluso belleza… Una amiga pintora destacada, al preguntarle un día qué era lo que pintaba en la actualidad me dijo: bueno, en realidad lo que hago son experimentos con Texturas. Otro día mi hija me explicó que estaba trabajando con las “texturas” con su hija de un añito…?? Muy interesante el tema de la textura. En mi blog “Luz de Bohemia” -Insomnios- incluyo una fotografía de una de las obras de Soledad Sevilla. Merece la pena que eches un vistazo a su obra. Pincha en su nombre y te abrirá el catálogo de su última exposición. A mí me gustó muchísimo. Un abrazo, seguiremos hablando…
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Parece una SINGER. Mi madre tenía una igualita! 😀
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Ahora nos damos cuenta de que eran una preciosidad, a que sí!. Un abrazo María
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Verdaderas obras de arte! Un saludo.
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Parece una singer. Mi madre tenía una igualita.☺
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