Todo el mundo es luz y es sombra
pero a él la sombra le siguió
más que la luz y oscurecía
de igual modo un suceso alegre
que el reposo entre dos abrazos.
Ese aire gris sobrevolaba
sus pensamientos día a día
y le acosó por las ciudades
por los hoteles y sus camas
manteniéndole prisionero
del insomnio y la soledad.
Tan sólo el humo del otoño
o la ebriedad o una pasión
le apartaban ciertos momentos
de una suerte sin caridad.
Pero ya ella le acompaña
cuando bebe y respira el humo
y le desviste y se desviste
para que habite entre su luz.
Jose Agustín Goytisolo
Música: El día que me quieras – Aurignac Quartet