EL PAÍS VASCO ES UNA TIERRA DE LLUVIA…
No hace falta que yo lo explique.
La definen bien sus paisajes de un verde intenso, variado y brillante, siempre.
Así que hay muchos días en los que la lluvia nos invita al recogimiento.
DECÍA FERNANDO ANDÚ…
Cuando llueve tanto, uno no puede por menos que hacerse a la idea del diluvio y prepararse a vivir de la manera menos mala posible el final —o uno de los finales— de su mundo.
Sensaciones así suelen sobrevenir todos y cada uno de esos días tontos que la estadística llama domingos y en los que nunca pasa nada, pero, con mayor intensidad en los terribles días en los que todo parece suceder al mismo tiempo y que, si tuviéramos que definirlos, podríamos llamar «los borrascosos lunes del alma»